Cómo elegir el mejor depósito bancario

Last Updated on: 22nd abril 2020, 12:15 pm

Sabemos que existe la necesidad imperiosa de disponer de servicios bancarios. Además teniendo en cuenta que realizamos transacciones casi todos los días; ingresos, compras, domiciliaciones, tributos…

Con ello, necesitamos tener una serie de pautas para conseguir el máximo beneficio (y cuando hablamos de máximo beneficio nos referimos a que nos cueste lo menos posible también) al disponer de un depósito bancario, ya sea a la vista (cuenta corriente) o si por el contrario tenemos unos ahorros los cuales queremos verlos crecer sin importar su disposición a día de hoy.

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Es por ello que en este artículo hablaremos de qué pautas deberemos seguir a la hora de abrir una cuenta corriente y las que deberemos afrontar si lo que queremos es tener una cuenta ahorro y que nos de una rentabilidad.

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Todos tenemos cuentas bancarias donde disponer de nuestro dinero, pero la pregunta principal es, ¿qué tipo de cuenta elegir? 


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Consejos para elegir depósito a la vista (cuenta corriente)

Primero, debemos remarcar que una cuenta corriente es aquello que te permite guardar de forma segura tu dinero y  con la que puedes realizar cualquier tipo de movimiento (entrada y salida) con plena libertad, así como vincular tarjetas, pagos y cobros domiciliados, préstamos personales e hipotecarios, disposición de efectivo en cajero las 24h… Todo ello es lo principal que deberá cumplir una cuenta corriente para que empecemos a interesarnos por ella.

Si tu inquietud principal es querer domiciliar una nómina, deberás exponer que no quieres que se te cobre ningún tipo de comisiones. Es más, normalmente se suele ofrecer una rentabilidad a las cuentas bancarias denominadas “nómina” en las que premian a sus clientes por tener unos ingresos periódicos en vez de “castigarlos” con comisiones absurdas.

Pasados estos puntos, es probable que necesites abrirte una cuenta de forma obligada porque has pedido un préstamo a un banco y necesitas vincular los pagos del mismo a una cuenta en dicho banco. Aunque sea una obligación, se deberán cumplir una serie de requisitos como por ejemplo que no haya gastos de apertura ni de mantenimiento. Para que te hagas una idea, tú podrías ser libre de ir a pagar las cuotas mes a mes a través de ventanilla, pero son ellos los que te ponen la condición de abrirte una cuenta.

Si finalmente es una cuenta que quieres abrir por voluntad propia, deberás tener en cuenta (e irá detallado en la descripción del producto financiero así como en el contrato) los gastos, normalmente anuales, que tendrá dicha cuenta.

Estos gastos tienen la denominación de mantenimiento y administración y, en según qué ocasiones, pueden evitarse. Algunos bancos cobran comisiones por estos depósitos bancarios a la vista o cuentas corrientes porque les faltan datos de tu perfil, como un email o un número de teléfono. De aquí debemos extraer la importancia de leernos un contrato de principio a fin.

También es probable que existan otro tipo de comisiones llamadas “correo” y “por apunte”. Son las menos comunes pero aún nos las podemos encontrar. Las primeras son las que se aplica una comisión por carta ordinaria que recibamos, se trata de un tanto fijo. Carece de sentido cuando podemos ver nuestros movimientos totalmente online, en cuyo caso su motivo es de dudosa existencia.

El de “por apunte” es el que se aplica por cada movimiento que haya en nuestra cuenta. Si va a ser muy activa, obviamente no merecerá la pena tener una cuenta con este tipo de comisión.

Finalmente, hay otras tres características que deberemos tener en cuenta a la hora de valorar una cuenta corriente; domiciliación de recibos, vinculación de tarjetas y de otros productos.

Lo habitual es que no exista gasto alguno al domiciliar un recibo (de hecho hay bancos que devuelven un porcentaje de dicho recibo).

Ahora bien, normalmente a la hora de vincular tarjetas y otros productos sí que suelen cobrar alguna comisión  de las del tipo “mantenimiento” o “administración”.

Consejos para elegir un depósito a plazo

Ya sabemos que podemos rentabilizar nuestros ahorros sin la necesidad de contratar un depósito bancario y al contrario de la elección de una cuenta corriente, un depósito a plazo supondrá menos entresijos pero que a la vez estos marcan una gran diferencia entre un u otro banco. Factores como el tipo de rentabilidad, las condiciones de mantener el dinero y la sanción aplicable si se retirara parte o la totalidad de los ahorros son hechos que deberemos tener claros desde el primer momento de la contratación del mismo.

Un hecho remarcable es que deberemos estar seguros que existe la seguridad de fondos por parte del Fondo de Garantía de Depósitos. En el caso de que no hable en ningún momento de él en el contrato, querrá decir que no estamos contratando un depósito a plazo sino que se trata de un producto financiero de mayor riesgo y el cual es probable que no nos interese (véase el ejemplo de las preferentes).

Otro factor a destacar es que a veces los bancos ofrecen una mayor rentabilidad si además contratamos otro de sus productos, como podría ser una cuenta nómina. De ser así podría ser atractivo estudiar dicha situación, con el fin de aumentar la rentabilidad de nuestros ahorros.

 

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Autor: Quofin

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